la factura era de Segba. en papel celeste y blanco con el logotipo en un óvalo y ahí detallaba con muchos números a los adultos receptores de la factura (en ese momento a mi no me incumbía el pago de ellas) cuando debían pagar y en que conceptos. entre todas las palabras y frases técnicas de la factura había una combinación de dos palabras que no parecían pertencer al mundo de las facturas y si al de la poesía. la factura rezaba "valle nocturno", recuerdo haber revisado incrédulo la factura una y otra vez para ver si sacaba algo en claro. Después supe (no recuerdo como) que valle nocturno era el período de la noche en que el consumo disminuía porque la gente se iba a dormir y que en esa franja el valor del kilowat era diferente, menor probablemente.
Pero esas palabras fueron pasto para mi imaginación que fue poblando ese valle de imágenes propias, los perros que ladraban a lo lejos, los gallos que cantaban a lo lejos, las vacas que mugían a lo lejos, la gente que a deshora pasaba por la vereda de lo de mis tías y que yo espiaba desde unas ventanitas con forma de rombo envuelto en unas cortinas verdes. el rumor de los árboles . el ruido de los insectos . y yo. yo en la cocina de mi casa , al fin solo mirando television de trasnoche tocando la guitarra a un volumen imperceptible, con la hornalla encendida y la heladera que desenchufaba para que no empezara a bramar cuando arrancaba el motor. desde ese valle nocturno imaginaba otros posibles. me imaginaba a mi mismo manejando un automovil en la noche sobre un asfalto húmedo sobre el que harían ese ruido que hacen los neumáticos al rodar sobre el asfalto humedo y escuchando fm laser 102, o FMR, con alguna luz de led.
hoy subí al auto para ir a guardarlo en el garage y me acordé de mi valle nocturno que no se si todavía habita en las facturas de edenor pero que seguro habita aún en mi.
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