vivía a la vuelta de mi casa. en una casa blanca.
llevaba los libros en una canasta de plástico y yo los llevaba en un bolso rojo y blanco de cuero. Ninguno de los dos usaba portafolio en esa época. Salíamos de la escuela y caminábamos por el caminito de baldosas de cemento haciendo tres cuadras. Después yo doblaba a la izquierda y ella seguía de largo y doblaba después.
No se de que hablaríamos. Ella leía libros, como yo.
De su casa me gustaban las sillas de madera. Y un pomo de un líquido que si lo ponías en un tubito y soplabas se hacía un globo que despues se podía cerrar y seguía inflado. Yo planeaba robarle ese pomo, pero nunca encontré la oportunidad.
Hubo un momento en el que siempre (habrá sido una semana?) quería ir a la casa de ella.
Otra imagen que tengo fija de su casa es un día que entramos por la puerta de la cocina y el papá de ella estaba sentado en una silla mirando fijamente un cubo de rubick murmurando para sí; sobre la mesa un cuaderno gloria tenía todos los movimientos que había hecho con dibujitos y letras y números.
En séptimo ya no era compañera mía. y después se fue del barrio a vivir a Capital Federal, que era un lugar donde la gente vivía en departamentos con teléfono.
Empecé la secundaria y una compañera de primer año, había sido compañera de ella en séptimo, de modo que me dió su número de teléfono, que fui pasando de agenda en agenda durante muchos años. Cuando esta compañera cumplió quince yo no fuí al cumpleaños. Creo que no tenía ropa o me daba verguenza, o no tenía guita para el regalo o no se qué. Cuando me enteré que había estado ella me dio mucha tristeza no haber ido. Después pasaron diez años más y una amiga común también cumplía años. A mi amiga común le regalé Slowly de Luis Eduardo Aute y me quedé a tomar cerveza y comer algo. Y de repente entro ella, con su novio, su padre y su madre. Entró y me abrazó y se acordaba de mí y estaba bella, bella, bella. Pero se iba a vivir a otra provincia con su novio. Me dejó su dirección escrita en un papel y estuve cien veces a punto de llamar o de ir, pero en cambio le escribí una poesía que ahora está colgada en la biblioteca.
siguieron pasando los años con su carga de dolor y de amor y de poesía y nos volvimos a cruzar con ella.
y cuando todos se fueron de alrededor y hablamos. todo lo demás quedó a años luz de nosotros y fue muy fácil estar juntos a pesar de lo raro que parecía desde afuera.
fue bastante casual, si uno cree en las casualidades, que creciéramos hacia lados parecidos desde lugares diferentes. Quizás nos hubieramos encontrado igual si no nos hubiéramos conocido de chicos. Sólo en la perspectiva las dos cosas parecen partes de un caminito y quien no le gustan los caminitos prolijitos.
el hecho es que después volvieron a pasar muuuchos años y la sigo pasando genial conversando hasta por los codos en la cama acerca de cualquier tema. ella, no se si ya lo dije, lee libros , como yo , es decir: muchísimo más que yo. y es bella, bella, bella. pero esto me parece que también lo dije. la edad me pone repetitivo.
2 comments:
sin palabras... sólo decirte que escucharte reír a carcajadas con la peli hoy me hizo muy feliz...
me re enterneció y me re enamoró y me dejó con mil dudas...sinó preguntale a ELLA que hasta le mandé un mail!!! jajajajaj
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