Saturday, June 27, 2020

La educación sexual y la cámara frontal del celular

Mi mamá tiene problemas para cambiar entre la cámara frontal de su celular y la cámara trasera. Mi mamá es inteligente y entonces toma todas las medidas pertinentes al respecto intenta, prueba y, como vive sola y estamos aislados, busca la caja y se fija en el manual de instrucciones. 
El manual que viene con la caja es un manual muy básico, para iniciar el equipo pero no detalla en ningùn lugar de qué manera utilizar el telèfono para sacar una foto. 
En una conversaciòn que tenemos me cuenta de su frustración por no poder hacer algo que pareciera ser una operación elemental. Mi mamá ha sido docente toda su vida, es una persona culta y también práctica. Sabe cuántos ladrillos se necesitan para una pared, como se teje un pullover o se cose casi cualquier prenda, maneja con soltura la redacción de cuentos, sabe cocinar y arreglárselas sola, leé buena literatura y mira cine europeo.
Yo, amparado en mi (muy reciente) soltura tecnològica con respecto a los celulares, le mando un screenshot o captura de pantalla de mi dedo señalando el ícono que, en mi teléfono, indica una cámara estilizada con dos líneas indicando movimiento hacia adelante y hacia atrás con el recurso estilístico de que las flechas están curvadas para dar (con mínimos recursos) la sensación de tridimensionalidad.
Ella afirma que en su celular la pantalla es diferente y no aparece ese ícono ahí. Es muy posible porque son dos celulares de diferente marca y modelo.
De manera que le pido que me pase la marca y modelo para buscar en internet el manual de instrucciones completo.
Entro en la página de la empresa pero no encuentro ningùn ítem que rápidamente me derive a lo que busco. Finalmente encuentro el ítem “soporte” y allì hay un sub-ítem “smartphones”, hay un campo a rellenar con el modelo del teléfono del que necesitamos informaciòn.
Aquí felizmente encontramos la promesa de encontrar todo el soporte que necesitemos
En las preguntas frecuentes no hay nada de lo que necesitamos
Descargamos el manual que resulta ser el mismo que viene con el teléfono y que recomienda para más información consultar el manual de la página que estamos consultando. Es un loop infinito o la serpiente comiéndose la cola o como quieran llamarlo.


Consultamos entonces en google o “gugliamos” porque siempre hay un alma inocente y bondadosa que explica estas cosas. Pero en este caso no es asì. 
Si empezamos con el modelo del teléfono encontramos todos los lugares en que lo venden. Las características. Comparativos. Precios.
Si buscamos ícono de cámara frontal o trasera aparecerá una infinita e inutil cantidad de información y no nuestro ícono descripto anteriormente.
Si buscamos como sacar una selfie encontraremos consejos para que las selfies sean mejores, para que uno salga màs lindo (lo cual da para cien artículos más sobre los estereotipos globales de belleza bla bla bla) pero a nadie (por lo menos en los primeros cien resultados) que nos explique:” en el l5 go m se toca el siguiente ícono y si quieres sacar una foto con la otra cámara se toca esto y ya”
Yo no soy docente ni sé cuántos ladrillos se necesitan para una pared. Pero cocino, leo, escribo, manejo un auto y una computadora, y miró cine europeo, y mal que mal me las arreglo en mi vida cotidiana.
Y me empiezo a frustrar. Y entonces me acuerdo de una escena. 
Yo era chico y no sabía nada de sexo. El sexo en los setenta y en la Argentina del proceso y en mi casa, era algo de lo que no se hablaba. Pero en la biblioteca del modular del comedor había un libro muy gordo que tenía una cubierta rígida de cartoné como una caja sin una de las caras.
Se llamaba" El libro de la vida sexual" ,era de Danae editora y en la tapa tenía a Eros (o Cupido) y a una chica que no se quien era a la que Eros (o Cupido) le besaba leve y decorosamente la frente.
La sobrecubierta tenía la ventaja de que si uno sacaba el libro de adentro permanecía incólume en la biblioteca, sin que nadie se enterara de que uno lo había sacado.
A lo mejor se enteraban pero no decían nada, no lo sé. Los libros eran de acceso ilimitado en mi casa y había muchos: desde Selecciones del Readers Digest, pasando por los del séptimo círculo a los de Asis o Soriano o Vargas Llosa, Cortázar, etc…
La lectura del libro fue infructuosa. Era un libro para iniciados. Con muchos sobreentendidos y donde se eludía (o se daban por conocidas) las técnicas básicas del asunto y las FAQ o preguntas frecuentes.
Un poco, apenas un poco más reveladores eran los grabados de las obras de Sade que estaban en un librito forrado en papel madera en lo más alto de otra de las bibliotecas.
O las revistas de soft porno que andaban por ahí. 
Faltaba, como diría Kant si se ocupase de estas cosas “ la cosa en sí”
En segundo año recién iniciada la democracia y recién levantado un programa en la televisión pública por hablar públicamente del tamaño del pene, yo llevaba en la mochila el pesado libro y lo leíamos con mis compañeros y compañeras tratando de saber algo más.
Aún en cuarto año siendo ya grande la profesora de literatura católica practicante pero con muchos dedos de frente  explicaba fuera del ámbito escolar (pero igual estaba el 90 por ciento de la división) el ciclo menstrual femenino y los diferentes métodos anticonceptivos disponibles.
Foucault habla en la historia de la sexualidad de que estos (los tiempos en los que Foucault escribió el libro) eran tiempos en los que se hablaba y se escribía muchísimo alrededor de la sexualidad pero no se la ejercía con la libertad que en otros tiempos en los que se hablaba menos.

Yo festejo lo que se está haciendo con la ESI en las escuelas públicas y que a través de mis hijos me desasnan un poco de mis precarios conocimientos y mientras tanto busco y planeo tutoriales para ver como carajo puedo explicarle a una persona como mi vieja como sacarse una selfie sin grandes pretensiones, una selfie normal, algo simple, sin sobreentendidos.

Buenas tardes, muchas gracias

No comments: