Tuesday, February 24, 2009

el olor de lo lavado y lo lavante ADVERTENCIA: abstenerse estómagos sensibles


en estos días ando lavando mucho con lavandina, detergente y desodorante para pisos.
y me di cuenta que mi cerebro, vago el quía, termina por unir el olor de lo que estoy tratando de limpiar con el de la sustancia con que lo estoy lavando. Por eso al final cuando huelo lavandina, por ejemplo, no puedo despegar ese olor como en un dejavu del olor a caca de gato.
Pero recordando, recordando me acordé que algo parecido pasaba con el perfumecito de los pañales limpios que invariablemente me remitían a los pañales sucios. Un poco más allá me acuerdo de la naranja mecánica y me doy cuenta que esto es lo que estudié cuando estudié las técnicas conductistas, el perro de pavlov y todo eso.
al final este post es una porquería. me había parecido que iba a ser interesante hablar de los perfumes de los desodorantes de ambiente con olor por ejemplo a bebé rosadito, o corazones de algodon, que mezclado con el olor a pucho de cenicero da una combinación nefasta y letal.
en fin...pido disculpas por este post que de todas maneras publicaré

Sunday, February 22, 2009

Friday, February 13, 2009

las cantidades de las cosas que uno compra

me cruzo al supermercado chino de enfrente para comprarme algo para comer. como tengo ganas de comer algo salado pienso en comprar jamon y queso y un pan para el sandwich. aqui empiezan las elucubraciones.superado el tema del pan por el hecho que a algun iluminado se le ocurrió comercializar panes horneados eléctricamente que se pueden comprar de a uno pasamos inmediatamente al tema "fiambre" en el que estamos peor que cuando vinimos de españa: en esa época agarraban el cuchillo y te daban más o menos generosamente. Ahora entonces pido 50 gramos de jamón y 50 de queso que me sobran para el sanguchito que me tengo pensado. la señora sonríe orientalmente y me dice 100 . yo deduzco de esa afirmación que el mínimo para la compra de fiambre es de 100 gramos y como estoy animoso y no con ganas de pelear le digo que me de 100 nomás. La señora empieza a rebanar el queso y a pesar las fetas, cuando llega a los 90 gramos , me mira por el espejo y me dice si pone otra. Ella misma se hallaba entonces entrampada en su lógica: ya que si me daba menos de cien no estaba cumpliendo con el mínimo autoimpuesto y si se pasaba con una feta que en vez de diez gramos pesara quince no iba a cumplir con el requerimiento del cliente , o sea yo.
yo le dije que lo dejara así cuando ya su mano provista de pinzas se acercaba a la parte inferior de la cuchilla circular. y quedamos en noventa gramos de queso.
que le costaba venderme lo que yo quería, finalmente ninguno de los dos cumplió su deseo.
me compré los pancitos y ahora me estoy comiendo los sanguches fenómenos mientras escribo esto y a mi derecha por el ventanal veo la penumbrosa puerta del supermercado "luna nueva"
diaz velez 4374 envios a domicilio 4981-8276