ayer fui con mi familia al planetario de buenos aires. la última vez que había ido había sido en 1978 o sea hace mucho tiempo . las sensaciones fueron varias: felicidad por estar ahí con mis hijos, porque siguiera existiendo el lugar y gente que se ocupa de eso, de que todavía la estrellas y las constelaciones siguieran allí inmunes a nuestro pequeñito tiempo, y nuestro pequeñito mundo. en nueve años nos dijo la señora llegaría una nave que ya está viajando a plutón , el anteúltimo bastión de nuestro sistema solar, como un pariente lejano del campo al que nunca visitamos pero del que sabemos que existe un vínculo de sangre , que es de alguna manera "nuestro" . quise de inmediato comprar un telescopio , estudiar astronomía y que de repente hiciera veinte años que trabajara allí ( no sé como ponerlo en tiempos verbales ) me imaginé levantandome todos los días tomando el colectivo y yendo a barrer acomodar las perillas del aparato y hablando de como hacer la función más divertida o más didactica o más atractiva, viendo todos los días las piedritas de la luna en sus vitrinas, el meteorito en su engarze.
la ciudad con sus problemáticas lejana tras los árboles.